Gabriel extendió su mano para tocar el agua, solo para detenerse a medio camino, sintiendo una poderosa presencia en su entorno.
Al mirar hacia atrás, encontró a un joven detrás de él. El hombre había aparecido allí como un fantasma, pero no parecía que pudiera ver a Gabriel.
—¡Alion! —Gabriel dio un paso a un lado, observando al joven que estaba rebosante de poder.
El hombre no miró a Gabriel. En cambio, simplemente se acercó más a la cascada, caminando directamente bajo ella. Se sentó con las piernas cruzadas sobre la superficie rocosa debajo de la cascada mientras cerraba los ojos, descansando las manos ligeramente sobre sus rodillas. A pesar de la presión con la que caía el agua, el hombre no emitía ni el más mínimo sonido.