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Sebastián intentó mover sus músculos, pero el agudo dolor que sentía en todo su cuerpo le dejó claro que su cuerpo había sido sobreexigido por el uso de Trueno Negro y ya no podía usar más del 30% de su fuerza.
Sebastián observó detenidamente a Asiva, a diferencia de su acostumbrada actitud amigable, en ese momento se veía inusualmente feroz.
—Parece que no piensa tener contemplaciones conmigo —pensó Sebastián mientras preguntaba al sanador cuánto tiempo quedaba, solamente para recibir la mala noticia de que solo quedaban 30 segundos.
Sebastián miró su barra de HP lamentablemente baja y sus brazos doloridos y sabía que era el fin del juego a menos que intentara algo deshonesto.
Eventualmente el tiempo se acabó y los sanadores se apresuraron a salir de la arena de lucha mientras la barrera entre Asiva y Sebastián empezaba a disiparse lentamente.