En un planeta estéril flotando justo sobre el Tehom en constante expansión, la superficie estaba sufriendo algunas alteraciones muy dramáticas y duraderas.
Era una escena que sería difícil para un ojo no entrenado empezar a seguir; pues los dos conspiradores simplemente se movían a una velocidad demasiado increíble y solo dejaban destrucción a su paso.
Uno era un hombre muy alto y viejo con cabello color naranja oxidado y escamas marrones oscuras del color de la tierra que cubrían todo su cuerpo. Era músculo sobre músculo, y en términos de estatura, era más alto que su oponente por una cabeza entera.
El otro ser era un hombre de constitución ligeramente más pequeña, y cubierto de escamas doradas. Un emblema de un demonio con forma de toro estaba quemado en su pecho desnudo, y su cabello blanco como la nieve estaba atado cuidadosamente detrás de su cabeza.