—¿Qué demonios son esos monstruos negros? He matado algunos, pero siguen volviendo como si fueran inmortales —dijo el Murciélago Sónico con una voz llena de incredulidad mientras volaba lejos.
Damián también tenía una expresión de horror en su rostro y seguía mirando hacia atrás mientras volaba.
—No bajes la guardia. La persona que estaba controlando esos monstruos no estaba con ellos, así que hay una posibilidad muy alta de que venga tras nosotros.
El cuerpo entero del Murciélago Sónico se estremeció al oír a Damián. Solo recordar la escena en la que Evan estaba desollando al León Dorado le hizo hundirse el corazón.
—¿Estás seguro de que esa persona puede ayudarnos? —preguntó con una voz desesperada después de recordar lo que le pasó al León Dorado.
—¿Tienes alguna idea mejor? —preguntó Damián con una voz irritada mientras recordaba a la persona hacia la que se dirigían.