—¿Seria? Claro que lo soy —sonrió tiernamente hacia Hua Mei, quien estaba demasiado atónita para hablar—. ¿Qué? ¿Tienes celos?
—¿C-Celos? Yo... nunca. Jamás tendría celos. Yo solo no pensé que tú... harías algo así con alguien tan joven.
Hua Mei no sabía qué pensar de esta situación mientras pensamientos seguían apareciendo en su mente, y una cosa era segura: eran bastante traviesos y simples.
Ella podía imaginarse a su hermosa maestra en los brazos de Aiden, perdiéndose lentamente en sus hermosos ojos rojos.
Se sacudió la cabeza. '¡AHH! ¿Por qué estoy pensando en estas cosas?'
Su cara, que ya estaba completamente roja, se puso aún más con sus pensamientos.
Aiden, que se dio cuenta, frunció el ceño. Se acercó a ella, quitándole lentamente las manos que ocultaban su cara.
—¿Estás bien? ¿Por qué estás tan roja?
Hua Mei simplemente lo miró frunciendo el ceño. —Deja de burlarte de mí. ¡AH!