Solo de pensar en ello, Aiden estaba extremadamente feliz. Podría volver mucho más fuerte cuando cortara esa estúpida cabeza. De hecho, se preguntaba por qué aún no lo había hecho.
Sabía que quería darle al director una última conversación, pero estaba comenzando a alargarse un poco.
Cuando Aiden estaba a punto de cortar esa cabeza, cansado de esa conversación, sintió que alguien lo tocaba desde atrás.
Solo había una persona que podría hacer algo así en ese momento, y era
Evelynn tenía lágrimas en sus ojos que seguían cayendo de ellos.
—Aiden… ¿qué quieres decir?! La Fuerza no siempre es la respuesta, matar no es la solución. ¡Solo déjalo ir! —Ella prácticamente le suplicaba. Sin embargo, parecía que ninguna de esas palabras lo alcanzaba porque, en la mente de Aiden, todas eran estúpidas.
—¿La Fuerza no es la única opción? —repitió en voz alta. Quería asegurarse de que todos escucharan cuán estúpida era esa afirmación.