Los tres siguieron mirando fijamente la niebla durante un rato, todavía frotándose los ojos ante lo que podían ver. Por qué alguien saltaría hacia el pozo sin fondo de niebla estaba más allá de su comprensión.
Tanto Liam como Simyón pensaban lo mismo, preguntándose cuál podría haber sido la razón para acabar con sus vidas mientras seguían mirando hacia abajo. Fue entonces cuando Simyón sintió que alguien tiraba de su camisa, y no era otra que Safa.
Luego, ella golpeó su cabeza hacia los dos.
—Lo siento, Safa, pero no creo que haya algo que podamos hacer para traer a tu hermano de vuelta. ¿Quizás alguien lo amenazó para hacer esto, por eso pasaron todas esas cosas ayer? —dijo Simyón.
Dando otro golpe con la cabeza, sacó la lanza que llevaba en la espalda y empezó a escribir en el suelo para que ambos pudieran ver. Escribió en letras grandes.
—¿No creen que hay algo extraño en Rosa?—leyó Simyón en voz alta.