—Dios es fuerte. Los humanos son débiles. Los ángeles están en algún punto intermedio —al oír estas palabras, Claudio se estremeció en su ignorancia.
—No importa cuán poderoso intente volverse un humano, sacrificando todo lo que puede para obtener fuerza, todo caerá bajo la fuerza asignada que se le permite poseer —las palabras de Ater resonaron fríamente en la noche.
—En última instancia, caerá bajo la debilidad.
—E-entonces... todos mis intentos de fuerza... ¿fueron en vano...?
—Tal vez tuvo algún valor contra otros humanos, pero tu suerte se acabó cuando te enfrentaste a mí. Verás, sé que no soy débil... porque no soy humano.
—¿N-no... humano? —los ojos de Claudio se abrieron de par en par al escuchar esta profunda revelación.
—Puedo tomar cualquier forma que desee, al mismo tiempo que poseo las habilidades de aquellos cuya forma tomo. En esencia...