Siora sentía ganas de vomitar. Su garganta estaba seca y quería beber agua. —Agua... —murmuró.
Momentos después, un hombre apareció en su visión con un cáliz de agua. La ayudó a levantarse y acercó el cáliz a sus labios. Siora bebió ávidamente de él. Luego miró al hombre y dijo —Quiero conocer a tu líder.
El hombre primero le dirigió una mirada significativa. —Transmitiré tu mensaje a él —respondió con voz fría. Después de acomodarla de nuevo, la dejó. Ella no sabía quiénes estaban todos aquí en la cueva. Sin embargo, de la poca información que Seraph le había dado, supo que Etaya estaba presa en Vilinski y que Aed Ruad estaba escondido. Y si estaba en lo correcto, estaba escondido en esta misma cueva.
Los pensamientos de Siora regresaron a Iona. La perra debe estar divirtiéndose en el trono que le pertenecía. Iba a pedirle a Aed Ruad que la matara primero.