Marte no prestó atención a la charla de los oficiales.
—Sí. Harlow es una niña —respondió a la pregunta de su padre. Su rostro lucía orgulloso de su hija. El rey solo asintió. Volvió a su trono y se sentó con un rostro sombrío.
—Llegaste en el momento adecuado —dijo con voz ronca. El rey le hizo señas a su hijo para que tomara asiento porque tenía un anuncio importante que hacer.
—Vine en cuanto lo supe —explicó Marte. Se dio cuenta de que todavía necesitaba visitar a su madre y darle su último respeto. Planeaba hacerlo más tarde ese día.
Ahora, tenía que resolver los problemas en la capital y asegurarse de que su padre no estuviera rodeado de oficiales del gobierno corruptos que solo buscaban aprovecharse de su pobre salud mental.
—Entonces, ¿mataste a la bruja? —preguntó el rey Jared a Marte—. Cuéntanos qué sucedió.