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—¿Estás bromeando? —Ellena se puso de pie con las manos en jarras y su expresión estaba llena de incredulidad. Sin embargo, incluso sin que el hombre respondiera, ella ya conocía la respuesta a su pregunta.
El sicario no estaba bromeando. De verdad excavaron la tumba y no encontraron cuerpos en el ataúd.
Entonces, ¿qué diablos pasó?
Los ojos de Ellena se posaron accidentalmente en la poción para dormir sobre su armario y de repente se dio cuenta de lo que sucedió.
¿Será que... Emmelyn FINGIÓ SU PROPIA MUERTE?
¡Guau!
Fue una coincidencia que hizo pensar a Ellena que realmente tenía suerte. Se había quedado sin ideas sobre cómo destruir aún más la reputación de Emmelyn después de su muerte, para que Marte realmente la odiara y la olvidara.
Sin embargo, a Ellena siempre le llegaban ideas y coincidencias que trabajaban a su favor.
—Emmelyn, eres demasiado desafortunada —Ellena se murmuró a sí misma. Sus ojos brillaron maliciosamente y sus labios se curvaron en una sonrisa.