Después de la cena, Emmelyn y la señora Adler continuaron durmiendo en el vagón, cubriéndose con las viejas mantas. Emmelyn se sintió mejor después de haber tomado la sopa y descansado.
Despertaron por la mañana con los sonidos de los pájaros y los pollos del bosque a su alrededor.
Emmelyn se sorprendió gratamente al saber que, después de haber dormido durante tres días, su herida de haber dado a luz había sanado significativamente. Y sus pechos ya no estaban tan hinchados y dolorosos como antes.
Se masajeó los pechos uno por uno para aliviar el dolor. Casi se derrumba en lágrimas cuando recordó a Harlow. Harlow debería estar bebiendo su leche vorazmente, como de costumbre.
Emmelyn extrañaba muchísimo a su bebé.
—¿Lily se llevó a Harlow? —preguntó a la señora Adler, quien ahora se preparaba para hacerles té y calentar sus cuerpos en la fría mañana.