La gente decía que el tiempo volaba cuando te divertías, y eso era exactamente lo que les pasó a Emmelyn y Marte. Sentían que su tiempo en Southberry había terminado muy rápido.
¡Demasiado rápido!
Cuando Emmelyn estaba empacando su bolso y se cambió a un atuendo de hombre, rompió a llorar.
—No quiero ir a casa... —lloró—. Me gusta aquíii...
Marte, que se había puesto su abrigo, se volvió hacia ella y vio sus lágrimas. Su corazón se dolía por ella. Él en realidad se sentía de la misma manera. Su breve escapada a Southberry fue una agradable distracción de la realidad.
Después de que regresaran a la capital, tendrían que pensar en el mejor momento y la mejor manera de dar la noticia de su boda a sus padres.
Marte y Emmelyn ambos concordaron que después de que su bebé naciera sano sería un buen momento para contarle al Rey Jared y a la Reina Elara sobre ello.