—Hicieron el amor durante la noche, despacio y tiernamente, disfrutando cada segundo al máximo.
Era difícil de explicar, pero esta noche, el sexo se sentía mucho más satisfactorio para ambos, Mars y Emmelyn.
En cada toque, caricia, empuje, no había obligación de procrear, solo amor y más amor.
Además, el hecho de que se habían comprometido voluntariamente el uno al otro, para ser la mejor mitad del otro, en las buenas y en las malas, en la salud y en la enfermedad, a través de altos y bajos...
Marte sabía que la amaría y dedicaría su vida a ella, y haría felices a ella y a sus hijos, incluso antes de que se casaran.
De cualquier manera, había algo en los votos hablados que hacía las cosas diferentes. Al menos para él. Cuando pronunció su voto, quería decir cada palabra.
Que aquellas personas presenciaran su declaración de amor hizo que todo se sintiera tan especial y solemne.
Ahora, no hay vuelta atrás.