—Gracias por la comida —la señora Adler lucía radiante cuando almorzaron. La comida estaba realmente buena y parecía que rara vez probaba platos tan deliciosos.
—De nada. Puede que no pueda venir a menudo en el futuro, así que decidí venir ahora —explicó Emmelyn—. Pronto será invierno y he oído que la nieve aquí es bastante pesada.
—Está bien —respondió la señora Adler con una risita—. Es parecido a Wintermere, si no más leve.
—Ah, ya veo —Emmelyn asintió—. Bueno.. eso es bueno.
La señora Adler podía ver que el semblante de Emmelyn hoy era diferente en comparación con la última vez que la vio. Les sirvió té en tazas y le pasó una a Emmelyn.
—Entonces, ¿cómo te va? ¿Has pensado en lo que te conté en nuestro último encuentro? —La vieja bruja le preguntó a Emmelyn con una mirada inquisitiva.
Emmelyn soltó un suspiro. Sí había pensado en lo que la señora Adler le dijo: sobre la maldición, ser la portadora de la mala suerte y la profecía.