—Oh, ¿es así? —Emmelyn le preguntó a la señora Coultard—. Entonces me quedaré con este corsé.
Ella tomó el corsé de ballenas más simple y lo colocó sobre la mesa.
El sastre real se dio cuenta de que Emmelyn había elegido el que tenía la forma más simple, pero de la más alta calidad. También el más caro.
Se preguntaba quién era esta chica. Los rumores entre los sirvientes del castillo que ella conocía mencionaban que esta chica, Emmelyn, era una mujer de compañía traída por el príncipe Mars de su último viaje.
También había escuchado chismes sobre lo fuerte que era el acto sexual entre la mujer que tenía delante y el príncipe. Todos en el castillo podían oír sus gemidos toda la noche.
Tch...!
Ugh... típico de una chica de burdel, pensó. Emmelyn debe estar haciéndolo intencionadamente para mostrar a todos que tenía al príncipe heredero entre sus piernas.