—Harold sabía que era tonto de su parte estar enfadándose con su lobo porque, le gustara o no, su lobo era parte de él. De hecho, su lobo era él. Y él era su lobo. Al igual que su cuerpo y su alma eran uno.
Se podía ver también en el esfuerzo de Rold por escoger su propio nombre del suyo. Ha-Rold. Rold.
Sin embargo, no le gustaba. El hecho de que su lobo tuviera una personalidad propia le hacía verlos como dos personas separadas.
—Su ira se redujo lentamente cuando miró a Alicia, que dormía tranquilamente en sus brazos. Lo último que recordaba era haber apoyado su cabeza en el regazo de ella para dormir en la cama, pero ahora ambos estaban envueltos en los brazos del otro. Era curioso cómo no había sentido que ella se moviera. ¿Qué tan profundamente había dormido? A estas alturas, sabía que estar cerca de Alicia iba a facilitar mucho que lo mataran. Porque con ella, podía olvidarse de todo y dormir tranquilamente. Algo que no había podido hacer en muchos años de su vida.