—¿Así que armaste todo esto tú sola? ¿Por qué no aprendes la lección? —preguntó Fu Meixu con el ceño fruncido.
—No entiendo, ¿a qué te refieres? —Bai Jun intentaba jugar a la segura ya que no estaba segura de cuánto había escuchado y sabía Meixu.
—¿Estás tratando de hacer la tonta? Escuché todo lo que le dijiste a tu madre hace un momento. Te atreviste a drogar a las damas de familias prominentes, ¿estás cansada de vivir? —preguntó Fu Meixu. Nunca había conocido a alguien tan temerario como Bai Jun. La mujer era tan obstinada que parecía no aprender de todas las lecciones que le habían enseñado.
Ahora que había confirmado que Meixu lo sabía todo, no había necesidad de esconderle nada más, así que Bai Jun simplemente lo confesó todo.
—¿Y qué si tienes razón? ¿Qué vas a hacerme? No tienes ninguna prueba para demostrar que fui yo, y aquí no hay cámaras que puedan capturar el video, o mi voz —dijo Bai Jun con un tono confiado.