Penny devolvió su mirada con una de soledad que había sentido —Fue lo más solo que me he sentido hasta ahora. Incluso la muerte de mi madre no se comparó con eso. Sé que lo estás disfrutando —entrecerró los ojos—. Sabrás lo que es si lo experimentas tú también—. Damien la atrajo por el cuello, cerrando el espacio entre ellos mientras la besaba.
Sintió sus cálidos labios poseerla como si tuvieran mente propia, conquistando cada centímetro de su boca mientras la forzaba a abrirla. Su mano atrajo su cintura con fuerza para poder sostenerla, robando cada uno de sus respiros hasta dejarla sin aliento. Ella se aferró al frente de su camisa, su mano retorcida en ella mientras compartían besos. Penny por sí misma abrió su boca como un capullo de flores que se abría hermosamente para él, un pétalo tras otro cayendo y dejando detrás el dulce néctar para que él lo tomara.