—Su mano se deslizó sobre ella pero su toque fue más suave de lo que ella esperaba, lo cual hizo que sus ojos se quedaran pegados a él —parece estar bien —y de repente le dio una palmada en el hombro haciendo que se tambaleara desde donde estaba parada en la cama—. Ahora, si necesitas que se sigan las reglas dejaré un montón de ellas con Falcon. Será mejor que te asegures de seguir cada una de ellas. Si no lo haces... ya sabes. Mi buena mascota —le dio una palmada en la cabeza como quien lo haría con su perro—. Ayúdame ahora con los botones.
Damien se quedó quieto mirando, esperando a que sus manos empezaran a moverse.
—Maestro Damien —Penny empezó esta vez, sin encontrarse con sus ojos.
—¿Hm?
—Yo-eh, no tengo experiencia en vestir a nadie. Al menos no a un hombre.
—Eso es bueno. Sería problemático si lo tuvieras. Aprenderás poco a poco. Levanta las manos —le instruyó—. Ahora manténlas firmes. No hay necesidad de temer. No voy a comerme tu mano.