—¿Estás diciendo que es mi culpa? —preguntó Yuvaine.
—¿Qué crees? ¿Cómo se llama la esclava otra vez? Levanta la cabeza —dijo Damien para que la chica esclava levantara la cabeza que estaba contorneada de dolor—. ¿No te han dicho qué hacer y qué no? ¿Qué tan difícil es recordar un té que tu ama desea? —preguntó.
Cuando la esclava no habló de inmediato, Damien exhaló —Habla, no temas responder —dijo cuando la esclava fue a encontrarse con la mirada de su ama, quien la miraba con desprecio.
Él vio a la chica esclava tragar donde finalmente separó sus labios —Madame Yuvaine pidió té verde, no té negro.
La vampira giró su cabeza con rapidez para mirar a su esclava con ira —¡La mentira te costará la vida!