—No tomé alcohol. Fue jugo —balbuceó. Vagamente recordaba haber agarrado algo que se sentía como vidrio frío y supuso que era la botella de jugo habitual que tenía en su refrigerador. Se estaba ahogando en su tristeza y no prestó atención a si había agarrado la botella correcta.
—Bebiste vino —dijo él con sequedad, cerrando la puerta detrás de ella y poniendo los tres cerrojos.
—¿Bebí vino? Pero le prometí al abuelo
—¿Cuánto había en la botella? ¿Estaba llena? —levantó la botella y la agitó incluso si ya sabía que estaría vacía.
—Mm, era pesada. No recuerdo cuánto tenía —ella intentó agarrar la botella, pero él la alejó de ella.
—¿Le prometiste al Anciano Zhao que no beberías y aún así lo hiciste? —la molestó él, casi sonriendo por la forma en que ella ponía morritos. Apenas podía mantener los ojos abiertos y él notó cuán excepcionalmente cansada estaba. ¿Qué había estado haciendo todo el día?
—Yo-Yo— —Zhao Lifei tartamudeó sintiéndose culpable por romper su promesa.