A pesar de su renuencia, Lady Saira atendía las necesidades diarias del Rey como si fuera su sirvienta personal en lugar de una de sus esposas. Comenzó el mismo día en que fue ordenada por Theron. El sirviente personal del Rey le explicó diligentemente sus deberes. Ella atendería al Rey desde el amanecer—desde despertarlo, prepararle el baño, elegir su ropa, organizar las comidas y supervisar la limpieza de su cámara, hasta servirle hasta que se retirara por la noche.
Sin embargo...
Theron nunca dormía en su cama. Siempre bebía licor fuerte y caía dormido en su silla, dejando las botellas vacías y las alfombras manchadas hechas un desastre. Lady Saira no podía hacer más que sufrir en silencio, ignorando al Rey a menos que recibiera sus órdenes directas. Lo que realmente sentía era una mezcla de desesperación y enojo—su bienestar no le preocupaba, y no hacía nada más de lo que le habían dicho que hiciera.