—¿Eh? —Xu Wuying estaba confundida sobre lo que la chica estaba hablando.
—Podrás usar el arma, catorce de ellos vienen hacia aquí —Jiang Yue explicó y luego revisó el video para ver dónde podrían ir sin toparse con esa gente.
Los más cercanos que se dirigen hacia ellos son tres hombres del cuarto piso, y en menos de cinco minutos podrían alcanzar la escalera de emergencia del quinto piso. Los otros 10, no tienen que preocuparse por ellos por ahora.
—Vamos al sexto piso —declaró Jiang Yue y tomó la escalera una vez más, pero en lugar de bajar, esta vez subían.
—Mierda, ¿cómo supieron dónde estábamos? —Xu Wuying preguntó y luego siguió a la chica que caminaba con calma, como si no hubiera gente persiguiéndolos—. ¿Fue ese maldito reloj otra vez? Si hubiera sabido que esto pasaría, entonces deberíamos haber matado a esos hijos de puta. Me duelen los nudillos de golpearlos en el hueso de la mandíbula.