—Todas tus respuestas son correctas —anunció Zhu Lin, todavía en shock después de revisar los exámenes.
Colocó los papeles en la mesa y Xia Mingzhou los arrebató sin dudarlo.
Revisó cada uno de los trabajos y cuanto más examinaba las respuestas de Jiang Yue, más apretaba los papeles.
Incluso los problemas de matemáticas que no estaba segura de poder responder en unos minutos estaban brillantemente explicados al margen.
—¿Qué hay del ensayo? —preguntó Xia Mingzhou mientras buscaba entre los papeles de Jiang Yue su ensayo.
Cuando terminó de leer los dos trabajos, solo pudo colocar los materiales de vuelta en la mesa con desgano.
Sus ensayos también eran acertados, con una declaración de tesis sólida y oraciones temáticas bien explicadas.
Por no mencionar que su letra era idéntica a la de sus apuntes.
No se puede negar que Jiang Yue fue quien escribió las notas de la clase.
Como resultado de este conocimiento, Xia Mingzhou bajó la cabeza, sus ojos llenos de ira y resentimiento.