—Sin embargo, Shi Qin no lo creía así.
—Al ver a todas las personas miserables que recibieron la mitad de porción de comida, Shi Qin reprimió su duda.
—Yu Holea miró felizmente las boletas.
—De hecho, cuando Yu Holea estaba a punto de elegir una boleta, estaba muy nerviosa, la única razón era que temía que le tocaría una boleta en blanco pero, para su sorpresa, tuvo suerte.
—Qiao Jun, que vio la sonrisa de Yu Holea, finalmente se sintió un poco mejor, pero al siguiente segundo su estado de ánimo se tornó sombrío de nuevo.
—Porque Yu Holea se volvió hacia Han Fei y le dijo,
—Gracias. Si no hubiera sido por tu deseo de buena suerte, podría haber escogido una boleta negra. —Han Fei solo se sonrojó.
—Qiao Jun respiró hondo y decidió perdonarlos ya que él estaba equivocado en primer lugar.
—Luego se giró hacia todos y dijo,