—Neveah cabalgaba a un ritmo constante por la bulliciosa ciudad —lo suficientemente rápido para llegar a la base de la Guardia de la Ciudad a tiempo para atender sus deberes, pero no tan rápido como para interferir con las actividades de los ciudadanos o atropellar a los vendedores ambulantes—. Y también, para darse a sí misma y a Xenon el tiempo de disfrutar la vista.
—Incluso estando en territorio del lobo, el asentamiento humano siempre estuvo a un brazo de distancia y aunque salía allí de vez en cuando... en un intento de sentir alguna forma de normalidad, siempre había esta... brecha irreconciliable.
—Había algo en ellos que me intrigaba y era simplemente difícil de comprender.