—¿Jian, estás seguro? —Shen Miao se sorprendió al escuchar que Cao Jian quería que Shao Hui se entrenara bajo su tutela, la última vez que eligió a un ídolo para entrenarlo logró que cada ciudadano de la estrella imperial lo reconociera, incluso había algunos fanáticos internacionales de otra estrella.
—Si no fuera porque el ídolo se retiró y se casó con el amor de su vida, podría haberse convertido en un ídolo global. Para Shao Hui estar bajo la tutela de Cao Jian, siempre y cuando el tritón no fuera estúpido, estaba destinado a lograr grandes cosas.
—Estoy seguro —de hecho, Cao Jian tuvo la misma idea cuando escuchó cantar a Shao Hui aquel día en que vino a hacer la audición, aunque el temperamento de Shao Hui era infantil y un poco apresurado, no se podía negar que tenía una voz que, con el entrenamiento adecuado, podría alcanzar nuevos récords.