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Selena no pudo evitar suspirar.
—¿Por qué no podía su marido ser más así?
¡Gavin todavía le estaba ocultando su enfermedad, incluso ahora!
Sus manos se cerraron en puños apretados mientras la frustración hervía dentro de ella.
Cuando Gavin finalmente salió de la sala de exámenes, se volvió hacia ella y dijo:
—Cariño, tú también deberías hacerte un chequeo. No te preocupes, no es nada serio.
Selena le mostró una sonrisa al entrar en la habitación, pero el resentimiento que sentía solo aumentó.
¡Un escáner CT tenía radiación! Gavin estaba tan desesperado por ocultar su enfermedad que ya no le importaba su seguridad.
Pero, al fin y al cabo, Gavin era un hombre poderoso. Él había sido quien la sacó de apuros. Sin él, probablemente aún estaría sentada en una celda de cárcel.
Por más que la enfureciera, no tenía más remedio que someterse al escáner.
Después de que terminó su escáner, se dirigió hacia la oficina del médico. Justo cuando se acercaba, escuchó al médico decir: