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Ellis estaba inicialmente atónito.
Pero rápidamente soltó una risa baja.
—¡Está bien, está bien! ¡Realmente eres terca!
De inmediato, Ellis sacó un informe médico y se lo lanzó a la cara. —Mira bien. Creí en tus mentiras y pensé que este niño podría tener esa remota posibilidad de ser mío, así que hice otra prueba. ¡El resultado no es más que una humillación autoinfligida!
Los ojos de Ellis estaban rojos.
Él apretó los puños.
Cuando estaba en la familia Davis, sintió que había sido agraviado y se desquitó con María, pero después no sintió ningún alivio.
Por un lado, se despreciaba a sí mismo por intimidar a una mujer.
Por otro, no podía evitar recordar las palabras de María y fue al hospital para otra prueba.
El médico que siempre lo había tratado presentó un resultado esta vez, que era azoospermia.
El médico sostuvo su informe y suspiró. —Señor Ellis, no hay cura médica para esta condición. Debería intentar aceptarla.
Azoospermia...