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Ansel observaba cómo la hermosa Altea pulsaba graciosamente sobre sus pantallas. Incluso si no podía ver lo que ella veía, le resultaba fascinante.
Además, a juzgar por sus movimientos, su "pantalla"... ¡parecía ser al menos el doble de grande que las de ellos!
Estaba muy, muy curioso acerca del panel del señor, por lo que terminó haciendo muchas preguntas como "¿qué tan grande es?", "¿qué puedes ver?" o "¿también es brillante?"
Acompañado de sus grandes ojos melancólicos, Altea simplemente pensaba que su hermanito daba tanta pena que esperaba poder mostrárselo.
Pensó por un momento y asintió para sí misma, mirando a su hermanito menor con seriedad.
—O atacamos de vuelta a quienquiera que ataque nuestro territorio. Te daré la Ficha de Señor —dijo ella, muy directa.
...
Ansel se sintió genuinamente conmovido, pero solo se rió y negó con la cabeza. —Soy un hombre de negocios, no un líder. Prefiero ganar dinero aquí contigo que asumir esa responsabilidad.