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Ciudad de Aberdeen, dos años antes
El sol de la temprana mañana se filtraba por la ventana, llegando hasta una pareja dentro de su habitación.
Sin embargo, a diferencia de la atmósfera habitual, el aire en este momento estaba cargado con el aroma de la medicina y antiséptico.
Altea cuidadosamente desenvolvió el vendaje sucio, la vista de la herida se fue revelando poco a poco. Frunció el ceño al ver su cortada irregular, era rojiza y amoratada y parecía dolorosa. Su corazón se apenó ante la herida, pero continuó atendiéndolo, limpiando suavemente su herida.
Garan miraba con calidez cómo su esposa manejaba cuidadosamente sus heridas. Algo bueno que surgió de ese accidente era que pudo pasar muchos días seguidos con su esposa, y ella aún se preocupaba solo por él.
Su mirada era descaradamente intensa y Altea no pudo evitar sonrojarse. Pero luego vio de nuevo su herida y sintió mucha ira como respuesta.