—Vaya —comentó Ansel, rompiendo el ensimismamiento de los PNJs—. ¡Esto es bastante impresionante!
Altea observaba la reacción de todos con una sonrisa. Estaba claro que les había gustado mucho su sorpresa. —Siéntense —les dijo, yendo ella misma hacia la mesa.
Al recibir su señal, todos se dirigieron rápidamente a sus asientos, tratando de contener sus ganas de babear abiertamente.
Altea también sacó algunas jarras de vino de su espacio, colocándolas sobre la mesa. Las destapó y dejó que el aroma se esparciera, haciendo que los adultos babearan.
Había preparado estas hace unos días y las había enterrado bajo el jardín (pues los campos del sistema también tenían el efecto añadido de acelerar la fermentación). ¡Ahora era el momento perfecto para finalmente probarlo!
—¡Sí! ¡Finalmente volveré a probar tu vino! —dijo Ansel, frotándose las palmas y pareciendo un alcohólico privado. Alargó sus garras hacia las jarras y a cambio recibió un golpecito suave en la cabeza.
—¡Ay!