Altea, por otro lado, estaba acostumbrada a que él actuara como un bebé. Así que simplemente se rió con diversión en su lugar.
Ella lo miró, su rostro transformándose en uno de seriedad. Ansel se inclinó para escuchar bien.
—Lo que no puedo ver son las especialidades y ocupaciones que la gente tenía en Terrano. Para eso, confío en el sistema de registro —dijo ella.
Ansel asintió. ¿Y luego? ¿Y sobre lo que sí puedes ver? —preguntó con los ojos.
Los labios de Altea contuvieron una sonrisa. —Podemos ver la información básica como nivel, ocupación, elementos, riqueza y... —hizo una pausa misteriosamente—. Incluso lealtad.
Él jadeó. —¡Qué! ¡Qué sistema tan intrusivo!
—Eso pensé también, pero me ha sido de mucha ayuda hasta ahora, así que no tengo quejas —respondió ella.