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Ciudad de Aberdeen, hace 2 años.
—¡Ese maldito! —La hermosa Altea maldijo en voz alta, de manera atípica, con la voz quebrada por el llanto, sin dirigirse a nadie en particular—. ¿Ese idiota salió corriendo durante su luna de miel y volvió todo roto?
¡Y ella ni siquiera podía golpearlo!
Todo tipo de pensamientos violentos pasaban por la mente de Altea, mientras ambas manos estaban ocupadas secando sus lágrimas y mocos.
La mujer de mediana edad a su lado sonrió y le dio palmaditas en la cabeza, sin señalar su duplicidad. —Querida niña, va a estar bien…
Los ojos rojos de Altea se clavaron en la mujer mayor, llenos de tristeza. —Madre... él
Sin saber qué decir, ella solo enterró su cabeza en el hombro de la mujer mayor.
—¿Por qué... por qué hace esto consigo mismo? ¿No es agradable simplemente jugar pacíficamente aquí? ¿Conmigo?