La atmósfera era tensa y pesada, y nadie en la habitación habló hasta que la puerta se abrió.
Era Jake, que aún milagrosamente tenía el cabello puntiagudo. —Jefe, Bart tiene noticias —Se detuvo y miró a la gente sombría que no hablaba en absoluto. —¿Qué... pasó?
Garan se frotó la sien. —¿Qué es?
Jake se estremeció, enderezando su espalda. —Bart... está pidiendo verte.
La pesada atmósfera en la habitación no se disipó, pero sí puso una pausa en su inútil exceso de pensamientos y preocupaciones.
Garan se tomó un momento para concentrarse psicológicamente antes de levantarse y seguir a Jake. —Acabo de regresar de mi corta misión cuando uno de los Rolans me detuvo.
Garan asintió sin hablar y permitió que Jake lo llevara a la sede de los mercenarios Rolans. Caminaron hacia una de sus salas de reuniones y vieron que Bart estaba esperando con dos hombres.