Ciudad de Aberdeen, 15 años atrás
En medio de la vegetación de una villa unifamiliar, un pequeño cenador cobijaba a dos niños entrenando, creando una escena pintoresca y adorable que a los adultos les encantaría observar.
—No puedes moverte, Altea —un apuesto joven adolescente acariciaba suavemente la cabeza de la niña. El adolescente tenía rasgos muy marcados, y cualquiera con ojos podía darse cuenta de que crecería para ser un hombre extremadamente apuesto.
Del mismo modo, la niña a la que estaba hablando era muy linda. Tenía cabello castaño oscuro y elástico atado en dos adorables coletas peinadas hacia el costado de su cabeza. Tenía ojos verdes relucientes que parecían reflejar todo lo que veían.
En este momento, esos ojos esmeralda brillaban tanto con inocencia como con desafío.
—Pero Garannn, ¡es tan abuurrido! —dijo ella, mirando hacia arriba al chico mayor. La niña estaba haciendo (o intentando hacer) una posición estable de caballo, y odiaba cada minuto de eso.