En una cafetería cerca del centro de Vale, una mujer terminaba de servir una porción de pastel de fresas de dos capas con glaseado, adornado por una fresa cortada en dos por encima. La mujer llamó a su empleado más reciente para que fuera a entregar la orden y lo vió acercarse con una encantadora sonrisa, luego de terminar de anotar otro pedido.
Si bien su cafetería era bastante frecuentada, desde que contrató a éste chico nuevo, la cantidad de clientes se había disparado rápidamente. Especialmente, o más bien, específicamente, por mujeres jóvenes y no tan jóvenes. Todas atraídas por la misma razón. El anormalmente atractivo chico, vestido con el uniforme de la cafetería. Una camisa blanca, junto con una corbata negra, ambos debajo de un chaleco negro sin mangas. Complementados con unos pantalones negros y un delantal, también negro rodeando su cintura.
Era un atuendo bastante estándar, quizás con un toque moderno, pero nada del otro mundo. Sin embargo, su empleado parecía resaltar con ese uniforme. No, a pesar de ése uniforme.
La forma en la qué deliberadamente aflojó su corbata y soltó uno de los botones de su camisa para revelar un poco más de sus pectorales, sacaron los suspiros de más de una. La manera en que su cabello estaba peinado hacia un lado, revelando completamente aquel rostro angelical con un toque de picardía. El cómo sus mangas estaban recogidas hasta los codos, dejando ver sus tonificados antebrazos, provocando que varias mujeres se pierdan en algunas fantasias. Y su trasero. Oh, cielos, su trasero. Incluso si ella quisiera, no podía apartar la mirada ante la forma en que esos pantalones se ajustaban tan perfectamente a ese bonito trasero.
Y éso sin mencionar su parte delantera... Dioses arriba. Estaba segura qué él notó cuándo se había quedado mirando aquel bulto de una forma no demasiado discreta por más tiempo del que le gustaría admitir.
Incluso si estaba intentando ser completamente profesional con el chico nuevo, no podía negar que ella misma estaba cayendo víctima de sus encantos, al igual que todas las clientas que estaban presentes.
Y claro, lo más extraño de todo. La tenue pero placentera sensación que sintió cuando él le dió la mano. No sabía sí lo había imaginado, pero cuando ella aceptó contratarlo y ambos se dieron un apretón de manos, ella había sentido una ligera corriente eléctrica subiendo por su espalda, provocando un ligero estremecimiento en… su zona más privada.
La dueña lo vió servir la orden en la mesa correspondiente, dándole a la joven sentada una sonrisa tan encantadora que casi provoca que ella misma suelte un suspiro. Sin embargo, pudo controlarse lo suficiente como para no parecer una adolescente embobada.
La chica sentada en la mesa pareció pedirle algo, a lo que su nuevo empleado aceptó. Vió como la chica sacó su Scroll, mientras su nuevo empleado se colocaba al lado de ella. Tras una rápida selfie de ambos, su nuevo empleado se despidió de la chica con otra sonrisa incluso más encantadora que la anterior. Sacando un suspiro soñador de la chica en la mesa y varías miradas llenas de celos de algunas de las otras mujeres alrededor.
"Parece que el chico nuevo lo hace bastante bien". La dueña escuchó a una de sus empleadas hablar al lado suyo.
"Más que bien. Parece que nació para esto". Comentó ella. Sin poder estar en desacuerdo con su empleada.
"¿Tendrá novia?". Su empleada preguntó a nadie en particular.
Ella dudaba que un chico así no tuviera una o dos chicas completamente amarradas a sus encantos. De hecho, estaba segura que ya lo había visto antes. Si recordaba bien, lo vió venir a su cafetería acompañado de una mujer mayor que él. Lo cual le hizo preguntarse, ¿Ésa mujer era su pareja?. O quizás, ¿Él era algo así como un chico de compañía?. Si es así, ¿Estaría él disponible para pasar al menos una noche con ella?.
"Quizás...".
No podía negar que la idea era demasiado atractiva.
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Tarareé débilmente mientras terminaba de recoger los platos sobre las mesas desocupadas. Ignorando a propósito el cómo cada mujer en la cafetería me seguía con la mirada.
Conseguir un trabajo había sido bastante fácil. Me presenté justamente en la cafetería que había visitado en mi cita con Summer, pidiendo un puesto como ayudante en la cocina. No tenía intenciones de empezar a cocinar nada aún, mis expectativas estaban en simplemente limpiar los platos mientras aprendía algo de repostería. Sin embargo, durante la pequeña entrevista con mi nueva jefa; una mujer algo atractiva, de quizás unos treinta. Con el pelo negro atado en un moño detrás de su cabeza. Vestida con un atuendo similar al que yo mismo llevaba, además de unos lentes rectangulares, sugirió que debería volverme camarero.
Sin ver ninguna razón para negarme, acepté. Descubriendo que era bastante fácil. Simplemente tenía que hablar cortésmente y tomar las órdenes de las clientas. Aunque bueno, muy seguramente mi apariencia jugó un papel importante a la hora de hacer mi trabajo más fácil.
Lo noté de inmediato. Todas las clientas estaban encantadas conmigo. Por lo que simplemente aproveché ese hecho para facilitar mi trabajo. Una sonrisa aquí y allá. Un toqueteo leve en las manos. Una voz dulce como la miel. Y prácticamente tenía a todas las clientas suspirando por mí.
También había algunos chicos que vinieron con sus novias. Los cuales parecían molestos conmigo cuando sus chicas me miraban por más tiempo del que les parecía aceptable. Supongo que los entendía. A mí tampoco me gustaría que alguna de mis chicas estuviera embobada con otro chico. Aunque bueno, si ellas parecían suspirar por otro, siempre podría desquitarme luego con una pequeña sesión de amor en la cama.
Entré a la cocina, poniendo los platos sobre el lavamanos, en dónde otro chico se encontraba. El que era el anterior camarero. Y ahora era el asistente de cocina. O lo que es lo mismo. Lavaplatos.
Me miró con una expresión molesta no muy disimulada. Y aunque realmente no podía culparlo por estar enojado conmigo, era algo molesto. Yo no tenía la culpa de que mi atractivo pudiera usarse para atraer más clientes. En todo caso, ésto era algo bueno para todos. Con el aumento de la clientela, nos pagarían más a todos. Pero bueno, supongo que no es agradable que te quiten del medio para reemplazarte por alguien más guapo…
Creo que el ego se me está subiendo un poco... O quizás simplemente soy más consciente de mi propio atractivo.
Cómo sea. Salí de la cocina, con intensión de continuar con mi trabajo. Había clientes que atender.
Caminé con mi pequeña libreta en mano, camino a atender una de las mesas que aún faltaban por ordenar. Allí, una joven estaba sentada sóla, mientras leía un libro y tomaba una taza de té. Era bastante linda, con un largo cabello negro, adornado con un moño sobre su cabeza. Sus ojos dorados no se apartaron del libro en sus manos mientras parecía concentrada en su contenido. Lo que le daba un cierto aire de seriedad y misterio. Cómo si fuera una chica solitaria que tenía mejores cosas que hacer que hablar contigo.
Sin embargo, lo que me llamó la atención fué lo que la diosa comentó de repente en mi cabeza sobre ella.
Sin embargo, poco importaba éso, era una clienta. Por lo tanto , solo había una cosa que hacer. "Buenos días, señorita. ¿Puedo tomar su orden?". Pregunté, mirándola con una sonrisa más dulce que la miel.
Ella me miró sorprendida, como si no esperara que alguien la interrumpiera de su lectura. "¿Eh?. Oh, s-si...". Ella cierra su libro, tomando el menú sobre la mesa y revisándolo rápidamente con ligero nerviosismo . "Éste... realmente no se que elegir... ¿Podrías darme una recomendación?".
"Por supuesto". Respondo. Acercándome hacía ella para revisar el menú. "La tarta de limón es la especialidad del día. Aunque el pastel de fresas es el postre más famoso aquí. Aunque mi favorito personal es el pastel de chocolate. Pero para tí, creo que te gustará nuestro flan o puede que el pastel de queso. Estoy seguro de que alguien cómo tú disfrutará gratamente del sabor".
"¿A-alguien como yo?". Ella pregunta con cierta incomodidad y sospecha.
"Una chica que disfruta la tranquilidad por supuesto. Apuesto a que prefieres pasar tu tiempo a solas, disfrutando de la lectura y comiendo algo suave y delicioso". Aclaro, disipando cualquier sospecha o incomodidad que ella sintiera, quizás sobre lo que pretendía ocultar con ese lindo moño. Mi sonrisa amigable y mi voz dulce sin duda influenciando en su percepción sobre cualquier cosa que pudiera haber dicho.
"Mh...". Ella asiente, intentando no mirarme fijamente por la cercanía entre nosotros. A pesar de que lo ocultaba bien, podía notar un cierto nerviosismo en su expresión estoica, sin embargo, los pequeños movimientos de las orejas de gato debajo de su moño decían todo lo que necesitaba saber. Ah, sí. Ella era una fauno. Eso fué lo que la diosa me quiso decir antes, mencionó que había una chica gato. Por lo que asumí que ella era un fauno y las orejas de gato son su característica animal.
"Tomaré el pastel de queso".
"Excelente. ¿Tomará algo de beber, señorita?".
"Un té está bien".
"¿Alguno en específico?". Pregunto, anotando la orden en mi pequeña libreta.
"Cualquiera está bien".
"Muy bien. Vuelvo en unos minutos. Por favor espere".
Con la orden tomada, voy hacia mi jefa para entregársela y poder servirla. Mientras esperaba a que la jefa sirviera las órdenes, fuí rápidamente hacía otra mesa a tomar otra orden. Una pareja, por lo que pude suponer. Dos jóvenes a los qué no les dí mayor importancia mientras anotaba sus órdenes e ignoraba la mirada cautelosa del chico.
Cuando volví, la orden de la chica solitaria ya estaba lista, por lo que la tomé para llevarla rápidamente.
Colocando la orden sobre la mesa, le dí una sonrisa mientras un toque de picardía guiñaba el ojo a la chica gato de pelo negro. "Que lo disfrute".
Un pequeño sonrojo adornaba sus mejillas, antes de que ella volteara la vista, avergonzada. Pero con una pequeña sonrisa en sus labios. No importa si era una chica solitaria y sería, ser atendida de forma tan atenta por un chico lindo era algo que cualquier chica agradecería.
Volví hacía el mostrador, dispuesto a seguir con mi trabajo, sin embargo, alguien me detuvo. "¡O-oh!... Gray, tengo algo que pedirte". Mi jefa se paró frente a mí, llamándome para algo.
"Claro, ¿Qué es?".
"Bueno, hoy tenemos muchos clientes y quería pedirte que atendieras aquí en el mostrador junto a Bianca y a mí". Así que la otra chica se llamaba Bianca. Supongo que era bueno tenerlo en cuenta.
"¿Y quién atenderá las mesas?".
"Bruno se encargará. De cualquier forma, cerraremos en una hora. Simplemente no quiero dejar a los clientes esperando mucho tiempo".
"Bueno. Entonces con gusto ayudaré".
Me paré detrás del mostrador, frente a una pequeña fila de clientes que esperaban su turno para ordenar. Dándoles una sonrisa encantadora, empecé a atender a cada uno. De los cuales, para sorpresa de nadie, la mayoría eran mujeres.
No entendía cómo se había corrido la voz tan rápido, pero parecía que cada persona que venía aquí le hablaba inmediatamente a otra persona sobre este lugar. Atender a tanta gente debería ser agotador, pero dado que mi resistencia rondaba lo sobre humano, pude sobrellevar todo con relativa facilidad. Hubo un par de clientes que parecían querer pasarse de listos conmigo, insultándome de forma sutil para provocarme, pero no les presté atención. No tenía ningún problema con ellos.
Trás un buen rato, la fila finalmente terminó. Le entregué su orden a una chica bastante joven que me sonreía nerviosamente. Solté un pequeño bufido ante lo adorable que parecía, cómo un pequeño siervo nervioso. Le guiñé el ojo, al mismo tiempo que le daba una sonrisa. Lo que provocó que su sonrisa creciera al igual que él sonrojo que adornaba sus mejillas.
Finalmente llegó la hora de cerrar. Los pocos clientes que quedaron salieron al ver cómo las sillas se organizaban y las mesas se recogían. Los otros dos empleados además de mí se fueron, mientras yo decidí ayudar a la jefa a cerrar. Cuando finalmente todas las puertas estaban cerradas, me dispuse a irme luego de despedirme de mi jefa, pero antes de poder dar un paso, ella me llamó.
"Espera, Gray...". Volteo a verla, notando que parecía algo nerviosa para ser una mujer de algunos treinta hablando con su empleado. "B-bueno... Me preguntaba si podrías darme tu número... Ya sabes, por si necesito contactarte... Y éso...".
Parpadeó algo confundido. "Claro...". Saco mi Scroll, dándole mi número sin pensarlo demasiado. Era mi jefa después de todo. Supongo que era normal querer tener un medio para contactarme... A quién engaño... Era obvio lo que quería. Sin embargo, no ví ningún problema en eso. No planeaba hacer nada con ella.
Ella sonríe feliz, despidiéndose de mí mientras caminaba en dirección opuesta a mí. Solté un suspiro. Sintiendo una ligera fatiga mental por todo el día de trabajo.
Ya extrañaba a Summer y solo había pasado medio día sin ella. Me pregunto qué estará haciendo.
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Summer soltó un suspiro largo. Sin nada que hacer y sin nadie en la casa para hacerle compañía, simplemente se acostó en su cama intentando dormir un poco para pasar el rato. Sin embargo, no podía dormir. Intentó hacer los quehaceres, pero luego de terminarlos, se encontró nuevamente sumida en el aburrimiento.
Le recordó a los días antes de que Gray llegara a sus vidas. Pasaba mucho tiempo sin nada que hacer realmente mientras sus hijas estaban en la escuela. Pero esos días eran más fáciles de sobrellevar. Incluso sí no tenía nada qué hacer, daba paseos, o visitaba alguno de sus conocidos en los alrededores. Patch era relativamente pequeño, por lo que prácticamente todos se conocían. Sin embargo, ahora que Gray estaba aquí, no tenía ganas de salir o hacer nada más.
Más aún ahora, que había acostumbrado a experimentar el sexo más extraordinario que había sentido nunca. Pero ahora que Gray había decidido conseguir un trabajo, ya no podía hacerlo cuando quisiera.
Si bien era algo admirable que Gray quiera ser útil para la familia consiguiendo un trabajo, no quitó el hecho de que estaba terriblemente frustrada por no tenerlo cerca. ¡¿Por qué tuvo que buscar un trabajo en primer lugar?!. No era necesario, ella tenía suficiente dinero para mantener una vida cómoda para todos con la pensión que Ozpin le daba. Ella podía mantenerlo para qué el no tenga que preocuparse por él dinero. Simplemente tenía que pedírselo.
Solo pudo soltar un suspiro ante el reciente orgullo descubierto de Gray que le impedía simplemente dejar que ella lo mantenga. Y así poder tenerlo siempre cerca.
Intentó masturbarse para calmar la calentura que empezaba a aflorar en su vientre. Pero sus dedos eran insuficientes. Pensó incluso en comprar un consolador, pero sabía que tampoco sería suficiente. Simplemente ya no había nada que se le pueda comparar a sentir la virilidad de Gray dentro suyo.
Así que sin nada que hacer, simplemente se quedó en su cama. Esperando.
"Necesito un pasatiempo...". Murmuró para sí misma.
Algo que hacer además de esperar a que su familia vuelva. Antes algo cómo esto no era un problema. Pasaba tanto tiempo entre misiones que apenas tenía tiempo para pensar en nada más que su familia y cuál sería la siguiente misión a tomar.
Era un estilo de vida que añoraba en cierto modo, pero también uno del que se arrepentía enormemente. Incluso si sus hijas nunca se lo reclamaron, apenas pasaba tiempo con ellas en aquellos años. Incluso si cuando estaba con su familia se esforzaba por ser la mejor mamá que pudiera ser, la realidad es que el tiempo que pasaba con sus hijas y su difunto esposo era apenas el suficiente para decir que no los había abandonado.
Soltó otro suspiro largo y pesado. Odiaba recordar esos tiempos. Desearía que su esposo no hubiera muerto para que ella finalmente pensara en su familia antes que en sus misiones. Incluso si con éstas ayudaba a muchísimas personas, la realidad era que para ella, su familia estaba por sobre el bienestar de algunos extraños. Y hubiera deseado darse cuenta de éso antes. Incluso si sabía que era un pensamiento egoísta.
"Basta de estos pensamientos...". Se dijo a sí misma. Sentándose en el borde de la cama, dispuesta a salir de su habitación. "Voy a ducharme para despejar mi mente".
Ella empezó a desvestirse. Pero antes de que pudiera terminar, escuchó su Scroll sonando. Se colocó una toalla y lo tomó, viendo de quién se trataba. Desactivó la opción de vídeo, dejando solo el micrófono antes de responder la llamada.
"¿Ozpin?".
"Summer... ¿Es un mal momento?".
"No, no. Simplemente estaba por darme una ducha... ¿Necesitabas algo de mí?".
"Más o menos. El joven del que tú y Qrow me hablaron, me gustaría hacer una pequeña reunión con él para conocerlo".
"Entiendo. Tendría que hablar con él. Acaba de conseguir un trabajo en Vale, así que está ocupado".
"¿Un trabajo?. Éso es bastante admirable. Es bueno que alguien joven sienta responsabilidad por su situación".
"Si tú lo dices...". Murmuró Summer débilmente.
"¿Dijiste algo?".
"No. Sólo que hablaré con él en cuanto vuelva para decidir el día que podremos ir a esa reunión".
"Excelente. Llámame en cuanto puedas, para reunirnos lo más pronto posible".
"Está bien. Adiós, Ozpin".
"Adiós, Summer. Nos vemos pronto".
La llamada terminó. Y Summer volvió a colocar su Scroll sobre su cama. Terminó de desvestirse, para finalmente ir a darse una ducha.
Ella suspiro de alivio, sintiendo como el agua bajaba por su cuerpo, aliviando la ligera tensión que sentía en sus músculos. Aunque no hizo nada para calmar el calor en su zona íntima. De hecho, todo lo contrario. El sentir el agua pasar por sus zonas más sensibles no hizo más qué provocar que su excitación aumentara un poco más.
Su mente no pudo evitar imaginarse a sí misma junto con Gray en la ducha. Ambos desnudos, con sus cuerpos uno contra el otro mientras compartían un apasionado beso. Se imaginó como Gray la tomaría en sus brazos, usando sus manos para recorrer todo su cuerpo lentamente mientras la besaba.
Summer se mordió el labio cuando su mano terminó en su feminidad. Sus dedos tocaron lentamente sus labios inferiores, abriéndose paso a través de sus calientes y húmedos pliegues internos.
"Mnh~...".
Ella jadeó débilmente, mientras sus fantasias seguían surgiendo en su mente. Alimentando su excitación y motivandola a continuar jugando con su vagina. El agua tibia acarició sus curvas, mientras se imaginaba como Gray la tomaba por detrás nuevamente. Ser tomaba de ambos brazos firmemente desde atrás, mientras Gray empezaba a golpear su entrepierna contra su trasero, asaltando su interior con aquella enorme y caliente polla.
El pensamiento la hizo aumentar la velocidad con la que sus dedos entraban y salían de sus pliegues internos, acariciando su clítoris con su pulgar a la par que sus dedos índice y medio se abrían paso dentro suyo.
"Aaah~...". El placer aumentó, sin embargo, no era suficiente. No luego de que su percepción del placer quedara tan alterada por las constantes sesiones de amor. Quería sentirlo de nuevo. Quería que su coño fuera obliterado por el miembro de Gray, mientras él descargaba esas cantidades absurdas de su espesa y caliente semilla.
"Gray~... Aaah~... Gray~...".
Su voz sonaba entrecortada a medida que el calor en su zona inferior crecía. Su mano libre se movió hasta sus senos, apretando uno de sus pezones y provocando que su leche materna empezara a brotar.
"Haah~... Si~... Aah~...".
Cuando finalmente sintió que llegaba a su límite, aumentó aún más la velocidad y profundidad de sus dedos. Asaltando su coño en busca del éxtasis. Sintió cómo su interior se estremecía, antes de finalmente llegar al orgasmo. Sus fluidos íntimos brotaron, mezclados con el agua que continuaba cayendo. Summer jadeó, sintiendo la plenitud del clímax. Sin embargo, para su decepción, ésa euforia se disipó rápidamente, dejando una sensación de insatisfacción en ella.
"Haa... Aún no... No es suficiente... Necesito hacerlo pronto con él...".
No podía aguantar otro día sin hacerlo con él. Por lo qué, con la excitación nublando su juicio, decidió que lo primero que haría cuando Gray llegara, sería tomarlo sin ninguna sutileza y llevarlo hasta su habitación. Ni siquiera la perspectiva de que sus hijas pudieran encontrarlos la hizo reconsiderar aquello. Para algo se habían unido a esta relación.
Es como Yang había dicho. No estaban haciendo nada malo. Simplemente disfrutaría de su tiempo privado con él sin preocuparse por cosas innecesarias.
Y se aseguraría de aprovecharlo muy bien.
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Fin—.
Termino aquí el capítulo. Quiero hacer una sesión de capítulos solo centrados en el Lemon con todas. Quizás un trío entre Summer y Yang o entre Yang y Ruby. Ya veré.
También. Pequeña aparición de cierta chica gato ex terrorista, que aún no se unirá, pero al menos estará presente de fondo.
Y nada, espero que les haya gustado.
Hasta el siguiente capítulo.
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