—Rudeus Greyrat se encuentra en Ranoa, a un mes de viaje.
Esa fue la información que me dieron en el gremio de aventureros de la ciudad aledaña al santuario de la espada. Rápidamente compré dos caballos y partimos con Ghislaine para reencontrarme con él. Pasé cinco años entrenando para estar a su altura. Cuando llegamos a Ranoa, nos informaron que Rudeus vivía en una casa casi al final de la calle principal, a las afueras de la ciudad, una casa de techo color verde esmeralda, como el cabello de Ruidjerd. Cuando me decían eso, de pronto vi a Rudeus corriendo a toda velocidad por mi lado junto con un tipo alto de lentes que reconocí como el príncipe decapitador de Shirone. Rudeus era ahora más alto que yo, y era más guapo de lo que recordaba, pero iba pálido y cargaba una caja de piedra de mármol.
—Rudeus, he regresado,— le dije con alegría mientras mi corazón latía a full.
Pero al voltear, me miro con sorpresa pero puso una mala cara al verme, que me hizo que se me detenía el corazón.
—¿Volviste? De qué mierda hablas. Me abandonaste, estoy casado, tengo dos esposas y no tengo tiempo para hablar contigo,— dijo de manera seca y partió corriendo con el príncipe hacia su casa.
Yo me quedé ahí paralizada, sin saber qué decir.
—Eris, Eris, ¿Eris? ¿Estás bien?, —preguntó Ghislaine.
—¿Casado? ¿Está casado? Pero ¿por qué? ¿Con quién? ¿Qué está pasando, Ghislaine?.
—Sigamoslo, algo malo debe haberle pasado. Él nunca reacciona así, —dijo mi maestra.
Cuando llegamos, nos topamos con su padre fuera de su casa, y estaba llorando.
—Paul, ¿qué sucede?, le preguntó mi maestra.
—El la Miró con sorpresa, pero rápidamente su rostro volvió a nublarse, — Roxy, la esposa de Rudy acaba de morir, —dijo mientras cubría su cara con sus manos. En ese momento escuché como desde la casa Rudeus daba un tremendo grito de dolor.
—ROOOOXY, NOOOOOOO, NOOOOO POR FAVOR DIOS NOOO AHHHHH NOOOOO MI AMOR, POR FAVOR DESPIERTA, DESPIERTA ROXY, POR FAVOR NO ME HAGAS ESTO, ROXY ABRE TUS OJITOS POR FAVOR .
Momentos después, Rudeus salió de la casa, se abrazó con Paul y lloró amargamente mientras ambos caían de rodillas. Yo no sabía qué hacer ni qué decirle. Así no era como pensaba que volvería a verlo. Después de eso, Rudeus tomó esa caja de mármol y salió en dirección desconocida. Quise seguirlo, pero Paul dijo que lo dejáramos solo. Su mejor amigo estaba muerto e iba a ver a la esposa de este; en esa cajita llevaba las cenizas.
Esos días Rudeus parecía un fantasma. Un día salió en caballo y lo seguí. Llegó a un descampado donde desató toda su ira, se había vuelto poderoso. Ghislaine incluso estaba asustada al ver eso, era magia divina, y si no lo era debe haber estado rozandola . Rudeus tenía otra esposa y una hija que después supe se llama Lucy. Se parece a la madre elfa, pero tiene el pelo de Rudeus, pero no la tomaba en consideración era como si el hubiera muerto con Roxy.
Después de que sepultó a su esposa, Rudeus desapareció. Con Ghislaine le seguimos el rastro hasta Fitoa. Pasó por Roa, que aún era poco más que una villa, y compró licor. Se dirigió a las ruinas de la casa en que nació, donde se ahogó en alcohol por dos semanas completas. Nunca lo había visto así, solo gritaba el nombre de Roxy y lloraba. Eso me hacía sentir horrible. Este es el mismo hombre que me prometió una familia hace cinco años y ahora aquí está, perdido en el alcohol y llorando por otra mujer. La verdad, tenía ganas de golpearlo y hacerlo reaccionar, pero Ghislaine me dijo que no hiciera eso, y me recordó que yo me fui, solo dejando una nota.
Un día, mientras miraba a Rudeus desde lejos, él despertó gritando que iba a matar al hombre-dios y de pronto gritó el nombre de Silphy. Tomó su caballo y salió a toda velocidad rumbo a Ranoa.
Entonces la elfa es Silphy, su amiga de la que tanto hablaba, no pensé que era ella. Según recuerdo de lo que hablaba, tenía el pelo verde.
Cuando llegamos a la Sharia, Silphy había partido con la princesa Ariel a Ars para tomar el poder. La maldita idiota abandonó a Rudeus y dejó su hija al cuidado de sus abuelos.
Luego de una discusión con Paul, donde este le dio una bofetada a Rudeus, el reaccionó, tomó todas sus espadas y partió rumbo a Ars. Pero yo estaba furiosa con él. El maldito imbécil ni siquiera me presta atención. Él me traicionó, pero aún así yo lo amo. Lo ayudaré a recuperar a Silphy y después me casaré con él. Tenía eso pensado cuando me atravesé en su camino rumbo a Ars.
—Qué mierda quieres, Eris, dijo Rudeus parando su caballo.
—Rudeus, te daré una oportunidad, yo aún (...).
—¿Debe ser una puta broma? ¿Oportunidad? Me abandonaste,¿ lo olvidaste? , no somos compatibles, ¿recuerdas? Te fuiste, maldita sea, fui miserable por años por tu culpa.
—Rudeus, yo (...).
—Tú nada. Llegas justo cuando mi esposa muere y me das una oportunidad? ¿Quién mierda te crees que eres, maldita? TE ODIO, ME CAGASTE LA VIDA, VETE A LA MIERDA ERIS.
Me quedé congelada cuando dijo eso. Después le dijo cosas muy hirientes a Ghislaine y nos sacó del camino con magia muy poderosa. Yo no sabía qué hacer. Esa noche encendí una fogata y me puse a llorar. ¿Tanto daño le hice? ¿Qué pasó esos años en que estuve en el santuario de la espada?.
Seguimos a Rudeus hasta Ars. Cuando lo encontramos, había matado a unos soldados en la plaza principal donde habían ejecutado al séquito de Ariel. Rudeus tenía el cadáver de su otra esposa, Silphy, en sus brazos mientras lloraba, le limpiaba la cara y le besaba el cabello. El intento de la princesa Ariel por tomar el trono había fallado y la habían ejecutado.
Lo peor fue cuando Rudeus debió cremarla, a ella y los otros cuerpos estaba devastado, pero empezó a emitir una cantidad de sed de sangre tan aterradora que yo misma me asusté de el. Después de eso se dirigió a Millbots.
Le seguiamos el rastro a un día de distancia . Ghislaine me dijo que ahí vivía Philemon, el hermano de Paul y tío de Rudeus. Cuando llegamos, había una gran conmoción. Philemon, su hijo e incluso un rey del norte habían sido brutalmente asesinados y la mansión Notos había sido reducida a cenizas.
—¿Crees que fue Rudeus? , Ghislaine—le pregunte a mi maestra.
—Sí, no hay duda. Siento su aroma por este lugar.
Mientras le seguíamos el rastro de regreso a la Sharia, encontramos una piedra que contenía los nombres de Elmore Bluewolf, Kleene Elrond, y Luke Notos Greyrat. Rudeus enterró a los amigos de su esposa aquí. Al parecer, Philemon los había traicionado, incluso a su propio hijo.
Tenía sentimientos encontrados. Rudeus jamás había matado a nadie y ahora era un asesino, pero también me sentí orgullosa de él. Yo habría hecho lo mismo.
Cuando llegamos a la Sharia, todo era un desastre para Rudeus. Enterraron a su esposa y su familia se fue a vivir con su padre. Incluso se llevaron a su hija. Solo una hermosa mujer de pelo negro, que después supe se llamaba Nanahoshi, lo visitaba de vez en cuando. A veces venían Lilia y Aisha y limpiaban su casa. Rudeus estuvo esos días trabajando en algo en la universidad con el Príncipe Zanoba.
Una noche, le seguimos el rastro a unas ruinas. Ahí tocó un silbato y, para mi sorpresa, llegó el mismo tipo que casi nos mata antes del accidente de teletransportación, Almanfi el Radiante. Después de eso, Rudeus desapareció.
—Ustedes ¿qué hacen aquí?, preguntó de pronto el tipo enmascarado.
—¿Dónde fue Rudeus?, pregunté.
—El está en el Caos Braker, hablando con su majestad el rey dragonacorazafo Perugius Dola.
—Necesito ir con Rudeus.
—No puedes, dijo el tipo.
—Por favor, pídele a su majestad que necesito hablar con él.
Le daré tu mensaje, —dijo y así desapareció. Estuvimos ahí unas horas cuando el tipo volvió. Perugius quería hablar conmigo. Cuando llegamos al Caos Braker, no pude dejar de admirar la opulencia y la belleza de este lugar, pero solo quería ver a Rudeus. Cuando al fin conocí al héroe de mi infancia, le rogué para que me llevara con Rudeus.
Pero Perugius me dijo que había ido a una misión suicida. Iba a matar a Reida y Darius, el alto ministro de Asúra.
Le rogué a Perugius que me dejara seguir a Rudeus, que debía protegerlo. El tipo puso una pésima cara y me recordó a Orsted, aunque no tenía esa aura asesina. Finalmente nos autorizó a viajar. Llegamos a unas ruinas y de ahí le seguimos el rastro a Ars.
Cuando llegamos a la ciudad , había un gran escándalo. Varias niñas desnudas decían que un enmascarado las había liberado y que eran esclavas sexuales del ministro Darius.
Ghislaine rastreó a Rudeus a una plaza, la misma donde ejecutaron a su esposa, y ahí lo encontramos. Lo que vi a continuación me hizo darme cuenta de que el hombre que amo, aquel tierno niño que me enseñó tantas cosas en Roa y con quien me hice mujer, ahora era otra persona.
Rudeus vestía de negro y se había cortado el pelo, tenía una cara desorbitada y una sonrisa de un maniático. Ejecutó al gordo ministro de manera brutal, que hasta la propia Ghislaine sintió asco de cómo lo hizo. Y no solo eso, de una bolsa , sacó la cabeza de Reida y la clavó en la punta de la estaca en la que empaló a Darius. A lo lejos podía notar que el tipo aún estaba vivo, y Rudeus lo insultaba mientras moría. El Rudeus que tanto amé, el Rudeus que dejé esa noche durmiendo en esa tienda de Roa, ya no existía. Ahora era un cruel asesino con sed de venganza.
Después de eso, el pánico invadió Ars. Había rumores de que esto era obra de Laplace. Poco después, el príncipe Grabel también fue asesinado con toda su familia, incluidos sus hijos. No nos costó mucho averiguar que también había sido Rudeus. Su alma estaba consumida por la venganza. La última vez que lo vimos en Ars, Rudeus estaba visitando la tumba de la princesa Ariel, a quien le fabricó una hermosa lápida de mármol.
Pasó un tiempo y me establecí en La Sharia. Rudeus era un fugitivo de la Iglesia de Milis, sin embargo, Ranoa lo hizo ciudadano y no aceptó la extradición.
Una vez me topé con él y quise golpearlo, pero él ni siquiera me prestaba atención. Me hacía flotar con gravedad y me lanzaba lejos.
Yo solo quería estar con él, casarnos y tener una familia. Pero cada vez que me acercaba a Rudeus, él empezaba a gritarme e insultarme y terminábamos peleando. Fue así por un tiempo, hasta que un día lo vi con su hija, la llevaba en hombros y fueron a comer pasteles, y con él iba esa mujer de pelo negro. Últimamente veía a esa tipa cada vez más cerca de Rudeus, hasta que un día pasó lo inevitable, los vi de la mano pasear por la Sharia, y Lucy con ellos.
La primera vez que vi eso, empecé a llorar amargamente. Ghislaine me recomendó que nos fuéramos y rehiciera mi vida, pero no quiero abandonarlo. Estuve años entrenando para protegerlo y eso voy a hacer.
Así pasaron varios años y Rudeus se casó con Nanahoshi, Lucy ya la reconocía como su mamá.
Yo sentía envidia. Yo quería una familia con Rudeus. Sentía que esa mujer había usurpado mi lugar. Sin embargo, también me he dado cuenta de que esto es mi culpa. Nunca supe cómo expresarme. Si tan solo le hubiera enviado una carta, o le hubiese hablado de manera más suave y no tan arrogante a Rudeus, todo sería distinto, de hecho Norm ni siquiera me mira cuando me la topo por la ciudad, Aisha apenas me saluda, solo Paul Me habla de vez en cuando, pero solo porque se pone a hablar con mi maestra.
Un día, mientras paseaba por las afueras de la universidad, vi a Lucy, de ya siete años, practicar con una espada de madera.
—Tú eres Lucy Greyrat, ¿cierto?
—Sí, ¿quién es usted?
—Me llamo Eris Greyrat.
—¿Somos familia?
—Algo así. Veo que tienes una espada.
—Sí, papá. Y abuelito Paul me entrenan en los tres estilos. Papi es un rey del Norte y rey de magia de agua. Él me enseña magia en silencio y esgrima.
—Yo también puedo lanzar hechizos en silencio. Mira —dije, lanzando una bola de fuego.
—Eso es increíble. Solo yo y papi podemos hacerlo, aunque dicen que mami Silphy también podía, pero no la recuerdo. Ella y mami Roxy murieron cuando yo era una bebé.
—Ya veo. Lo siento. Oye, Lucy, ¿te gustaría que te enseñe esgrima? Soy una reina del filo.
—¿En serio?, Le diré a papá.
—No le digas. Si él se entera, no te dejará.
—Porque, papá es bueno, el me quiere mucho.
—Es que tu papá y yo peleamos hace años y ya no nos hablamos, pero yo aún quiero mucho a tu papá, aunque él esté enojado conmigo. Si mantienes el secreto, te enseñaré.
—Está bien —dijo Lucy.
Y así la tomé como discípula. Le enseñaba todos los días, después de clases, unas horas. Rudeus casi me descubre varias veces, pero Lucy nunca dijo nada. De hecho, me empezó a llamar tía. Ella es una niña hermosa, me recuerda como era Rudeus de niño, tan inteligente y linda . En las noches pienso cómo sería estar casada con Rudeus y ser la madre de Lucy. Sería lindo darle un hermanito, lo llamaría Ars, como el héroe de la humanidad. Esos pensamientos siempre me ponen triste y eventualmente termino llorando.
Pasaron los años y vivía en la Sharia cuidando las espaldas de Rudeus. Milis había enviado una gran cantidad de asesinos, pero yo los eliminaba sin que Rudeus se diera cuenta. El se volvió un hombre rico con el príncipe e Zanoba, gracias a sus libros e inventos. Me alegro ver que cumplió la promesa a Ruidjerd y publicó su historia. ¿Me pregunto dónde estará Ruidjerd? (...)
Lucy cumplió 10 y después 15, se hizo adulta, y Rudeus había vuelto a ser aquel hombre amable de siempre, pero la vida es cruel, ¿saben?.
Nanahoshi enfermó y Rudeus la trasladó al Caos Breaker. No sé qué pasó, pero ella no regresó, y Lucy lloraba mucho, temo que ella falleciera.
Pero Rudeus volvió a ser como antes. Dejó a Lucy con sus abuelos y partió al Reino Dragón. Yo lo había seguido todos estos años, cuidando sus espaldas en las sombras y sabiendo cómo utilizar los círculos mágicos.
Cuando rastreé a Rudeus, este estaba entrenando con el Dios de la Muerte. Estuvo con él casi un año, donde este tipo le enseñó todas sus habilidades a Rudeus. Finalmente combatieron y Rudeus salió victorioso, se había convertido en el nuevo Dios de la Muerte.
Me enteré después que Rudeus buscaba a Orsted para matar a un tal "hombre dios", el mismo nombre que grito con Odio en Fitoa. Eso se lo pregunté a Randolph cuando Rudeus se había ido. Este se dirigía a la zona de conflicto.
Ahí volvió a sus malas andanzas. Su sed de venganza no se había apagado y encontró a mi maestro Aubert y a los gemelos NuckedGard, instigadores en la muerte de Silphy.
Se formó una gran batalla donde Rudeus se enfrentó a más de 40 espadachines del Dios del Norte y magos avanzados. Nosotras, con Ghislaine, matamos a varios mientras Rudeus se centraba en Aubert y NuckedGard. Pero lo que pasó a continuación fue horrible. Rudeus los crucificó, tal como mataron a Silphy, y los torturó por todo un día. Incluso Ghislaine y yo misma nos sentimos mal del estómago.
Rudeus tenían una cara de un sádico qué disfrutaba lo que hacía, finalmente, los quemó vivos. Había vengado a su esposa de la manera más brutal que había visto.Después de eso lo seguimos hasta las montañas.
Cuando lo encontré, dormía en una caverna. Ambos ya rozábamos los 40 años: yo, 38, y él, 36. Cuando despertó, tuvimos una gran discusión. Cuando lo enfrenté, él desnudó su pecho y me dijo que acabara con su vida, que lo dejara en paz y que yo era una maldita niña rica. Ahí no aguanté más y lo abofeteé, para luego abrazarlo y llorar en su pecho. Le pedí perdón por todo, y así lloré en su pecho por casi una hora mientras Rudeus acariciaba mi cabello.
Finalmente fui capaz de confesarle mis sentimientos y pedirle perdón por lo que le hice. Esa noche, después de varios años, dormimos juntos nuevamente como cuando éramos niños. Al otro día me dijo que debía ir con Atofe y después de eso se retiraría y nos daríamos una oportunidad. Yo estaba feliz, aún tenía tiempo. Aún era joven y podría tener un bebé con Rudeus. Pero antes de irnos, él me noqueó. Cuando desperté, Ghislaine me dijo que Rudeus se había ido solo y había dicho que lo esperáramos aquí, pero yo no hice caso y me teletransporté al Continente Demoníaco. Cuando llegué, corrí rápidamente al Fuerte Necroos. Ahí vería a Rudeus por última vez en mi vida.
Síiiii lo logramos , vitoreaban miles de soldados comandados por el Rey de Asúra, y a su lado, un hombre en armadura dorada.
— Lo logramos, Aldebaran. Los demonios se han retirado a las tierras del este y se refugian en las tierras demoníacas de Kishirika.
— Bien, majestad, —dijo Aldebaran, sacándose la armadura, revelando a un humano de pelo rubio de rostro afilado y ojos demoniacos.
— ¿Qué pasa, Aldebaran?, ¿sucede algo?, pregunto el rey.
— Nada, ya no es necesario usar la armadura. Volveré pronto y acarralaremos a Kishirika para que se retire al este del gran continente,— dijo, mientras sacaba un silbato y su enorme wyrm, Saleyak, llegaba al poco rato. Aldebaran montó su dragón junto con la armadura y partió rumbo a las tierras del norte.
Cuando estaba ya lejos, Aldebaran se sacó un anillo y su rostro empezó a cambiar, mostrando la cara de alguien de la raza dragón, ojos amarillos, colmillos y cabello verde con mechones plateados. Era el Dios Dragón Laplace.
— Sentí algo malo en la armadura, Saleyak. Como si quisiera controlarme, algo no está bien . ¡Rápido, vamos a casa y veamos qué tiene!
Una vez en casa, Laplace revisó la armadura y comprobó que esta había cobrado vida y voluntad propia, aunque necesitaba de un usuario para tomar el control. Si seguía así, eventualmente tomaría el control de Laplace. La armadura solo tenía el fuerte deseo de luchar y combatir. Era muy peligrosa, y más aún cuando Laplace la fabricó con la capacidad de rechazar y usar todos los ataques que conocía y había creado, aun así muy picas persona podrían usarla, si un humano tratara de ponersela lo mataría de inmediato, pero no debe caer en las manos de los demonios inmortales.
— Rostelina, mi niña. Estaré fuera unos meses. Iré a ocultar esta armadura. Cuando regrese, empezarás el tratamiento para cambiar tu maldición y así puedas ayudar a Orsted cuando llegue en el futuro.
— Bien, amo, pero ¿no sería mejor destruir la armadura?
— Sí, pero eso me tomará siglos, mi niña. Y no podemos dejar a los demonios reagruparse. Aun nos quedan muchas batallas, ya dimos vuelta el resultado de la guerra, pero aún faltan décadas para que termine.
— Bien, amo. Estaré aquí para cuando regreses, —le dijo la hermosa elfa .
Laplace ocultó la armadura en lo profundo del laberinto de la montaña más alta del mundo, el Foso del Dios Dragón.
4200 años después.
En la capital del reino de Biehiril, soldados llegaban desde Ireril, e informaban al rey de la derrota, mientras en la ciudad cundía el pánico al saberse de que los Superd eran los diablos.
Mientras un demonio de la tribu Nuka soñaba con un ser en un mundo blanco.
— Estoy jodido, estoy jodido. Esos malditos idiotas están muertos. ¡Escuchaste, Geese, están muertos! Y Orsted ahora viene por tu cabeza.
— ¿Qué pasó?
— No lo sé, no pude ver por la presencia de Orsted y Rúdeus, pero vi en los soldados que llegaron el pánico fueron aplastados en el bosque del no retorno . Ademas No siento las presencias de Gal Farion ni Aleksander. Están muertos, ese hijo d e puta de Rúdeus los mató . El Dios Ogro ha regresado a su isla y los ogros están de rehenes de la guardia personal de esa loca de Atoferatofe. Y no conforme con ello, ella es aliada de Rúdeus . Ahora mi futuro se ve negro, maldita sea. Esto es malo muy malo . Escucha Geese, sal de aquí ahora mismo y dirígete al puerto de Hiurelil. Y ahí te verás con nuestro amigo. Y ahí les daré instrucciones? entendiste?-dijo el dúos humano con pánico .
— Sí, de inmediato, —dijo Geese, antes de despertar asustado.
Mientras viajaba por todo Biehiril rumbo al puerto. La noticia de la derrota y que habitaban Superd, había hecho que el pánico reinara en el país. Todos los ciudadanos estaban encerrados en sus casas y se veía poco movimiento en las calles. Además, el Dios Ogro Malta se habría rendido , y ahora estaba en la isla, que además estaba tomada por la guardia personal de Atofe, y eso suponía que los ogros no vendrían a defender el reino si los Superd atacaban.
Mientras en Hiurelil, un rey demonio esperaba a Geese. La noche anterior, Hitogami le había dicho que debía buscar algo.
Cuando llegó Geese, el rey demonio se lo echó en la espalda y se tiró a nadar a toda velocidad.
— ¿A dónde vamos?, preguntó Geese.
— Wuajajajaja, sabes, mono, ¿has escuchado el dicho? Hay tres personas a las que no debes enfrentarte: el Dios Dragón, el Dios Demonio y el Dios de la Lucha.
— ¿Y eso qué?
— Cuando era niño, el dicho era: solo hay una persona a quien no debes enfrentarte, y ese era el Dios Dragón Laplace. Él era aterrador. Lo enfrenté varias veces y me cagué literalmente en mis pantalones. Ese bastardo fue la mente maestra tras la victoria de los débiles humanos en las guerras humano-demonio, pero aún así él fue derrotado, y su alma se dividió en dos: el Dios Demonio Laplace y el Dios de la Técnica. Y eso fue porque apareció alguien más, el Dios de la Lucha. De hecho, no apareció, Era Laplace quien lo creó , pero esa armadura cobró vida propia y tenía un aura maligna que corrompe al usuario, haciéndolo luchar hasta morir. Por eso el Dios Dragón Laplace la desechó y los últimos años de guerra no la usaba. Ahí fue cuando la robé y lo derroté. Esa cosa sabía todas las técnicas de Laplace y cómo contrarrestarlo. Y cuando se vio derrotado, lanzó un hechizo para destruir todo,y luego trato de enviar su alma al futuro, pero la armadura interrumpió su técnica de reencarnación y lo dividió en dos seres, Wuajajajaja.
— Ya veo, eso suena aterrador.
— Así es. Llegará el momento en que la armadura tome el control de mí y deberás huir, amiguito ya que no reconocerte amigo de enemigo hasta que mi fuerza vital sea tal débil que la armadura me desheche. probablemente destruire casi todo el continente central
— Entiendo, pero si tú eres el Dios de la Lucha, ¿por qué no atacaste con Alek, Gal Farion y Malta?
— Wuajajajaja, porque Alex o Rúdeus me habría matado fácilmente. Escucha, soy poderoso, pero mano a mano no soy rival para Alex ni Rudeus menos para mi hermana. Sin embargo, al ser un demonio inmortal puedo usar la armadura casi indefinidamente. Cualquier otra persona moriría si se la pone. No cualquiera puede usar esa armadura.
— Ya veo.
— Wuajajajaja, sí. El dios humano está aterrado. A él ni el Dios Dragón Laplace lo intimidaba, pero el nuevo Dios Dragón Orsted lo aterra. Al parecer, Urupen dejó un sucesor muy poderoso. El Dios Demonio Laplace era aterrador, y se necesitaron siete héroes para sellarlo, y solo quedaron vivos Kalman y Perugius. Y el Dios Demonio es solo la mitad de Laplace, así de aterrador es ese ser. Yo lo enfrenté y casi me mata, jajaja, maldito bastardo. Pero si lo que dice Hitogami es cierto, el Dios Dragón Orsted es mucho peor que el Dios Dragón Laplace. Y más encima, Rudeus y Alex están con él, así que para poder matarlos necesitamos de la armadura. Wuajajajaja, vaya, ya llegamos.
— ¿Dónde estamos?
—En el medio del mar de Ringus, Esa es la boca que lleva del Laberinto del Diablo, uno de los tres grandes laberintos, diej apuntando a un gran agujero en medio dle mar donde salía gran cantidad de agua disparada al cielo, este lugar era evitado por marinos y la tribu del océano.
— Se siente un poder mágico horrible. Es perturbador, dijo Geese.
— Jajaja, claro. Antes hubo un gran continente en este lugar, de hecho así se llamaba. Unía al continente central y demoníaco. Cuando el Dios Dragón Laplace lanzó un último ataque, fue tan fuerte que creó el mar de Ringus, antes de eso solo existía el océano dle sur.
— Santo dios.
— Sí, así de fuerte era ese bastardo de Dios dragon Laplace. Todas las muertes que provocó ese ataque, hace que en este lugar el poder mágico sea tan asquerosamente grande, y ahí ese creo uno de los tres grandes laberintos, y ahí, amigo mío, es donde está la armadura descanza do desde hace 4200 años. Bien, afírmate, mono, dijo Badigadi, mientras saltaba al agujero. Cuando aterrizaron luego de varios minutos de caída libre, Geese estaba pálido.
Ya en el laberinto, Geese guió el camino. Cruzamos un inmenso lago y llegamos a unas grandes puertas, que eran ruinas de la Segunda Gran Guerra humano-demonio. Cuando entramos, la nostalgia me invadió. Estaba lleno de armaduras negras, y no muertos. Eran guerreros demonios. Antes de entrar, me senté.
— ¿Qué pasa?, preguntó Geese.
— Ahora la gente cree que la creación del mar de Ringus es un un mito, pero yo estuve ahí. El gran continente era hermoso. La explosión fue tan fuerte que provocó un gran cataclismo: terremotos, maremotos y volcanes. Poco a poco, el centro del gran continente se hundió, salvo por las tierras altas, que ahora llaman continente celestial. No fue instantáneo. Por lo que supe después, fueron cien años de cataclismos que devastaron el mundo. Aun así, los que vivían en el centro de lo que hoy es el mar de Ringus no tuvieron escapatoria.
¿Has oído alguna vez del monte Idazt, las colinas de Ares, el río Mimishillan, o el lago Cabre?
— No, nunca hasta ahora.
— Es porque ya no existen. Todo estaba en este lugar. Ahora todo bajo el océano.
—Geese lo escucho en silencio.
El monte Idazt tenía ese nombre en honor a un gran espadachín Elfo llamado Idaztleid. Él era un héroe de los humanos en la Primera Gran Guerra, antes de que apareciera Ars, o Milis mucho después. Él perfeccionó su técnica de espada, y fue el espadachín más poderoso del mundo. Mató miles de demonios, y sus enseñanzas serían las bases para el estilo Dios del Cauce y del Filo. Él murió a manos de mi padre, Necroos Lacross. Tuvo una muerte heroica. Wuajajajaja, eran los tiempos donde los Elfos aún se les llamaba tribu de los humanos de orejas largas. Ahora los consideran una raza aparte.
Idaztleid era muy popular entre los humanos en la Segunda Gran Guerra Demonio, y sus enseñanzas aún vivían, pero con el cataclismo, toda la literatura sobre él se perdió. Y la montaña que llevaba su nombre, ahora nadie lo recuerda. Él debería ser importante como Ars o Milis, sin embargo, desapareció de la historia humana. Lamentable, ¿no crees?
— Ya veo, dijo Geese, que lo escuchó con atención.
— Bien, hora de ir por la armadura, dije, poniéndome en pie.
Llegamos donde el guardia, que resultó ser un muerto viviente, y nada más ni nada menos que un general demonio de la Segunda Gran Guerra. Alguien mucho más poderoso que yo. Luego de que me diera una paliza, Geese dijo que el hombre dios le dijo que él se derrota con las palabras. Luego de mucho recordar, le dije que Kishirika estaba bien. Este tipo era leal a ella y estaba enamorado. Cuando estaba vivo, yo me sentía celoso de ellos, pero ahora sentía nostalgia.
Finalmente, cuando le dije que estaba bien, el monstruo se destruyó y el alma de ese camarada finalmente pudo descansar.
Una vez que pasamos las puertas que lo protegían, me topé con la armadura.
— Esto es increíble, dijo Geese, que la iba a tocar.
— ¡NO LO HAGAS! ¡SI LO HACES, MORIRÁS!
Geese retiró rápidamente la mano.
— Wuajajajaja, ja, qué cobarde. Anda, tocala. Mientras no la uses, no te pasará nada. Wuajajajaja.
— Eso no fue gracioso.
— Jajaja, sí lo fue. Bueno, Geese, déjame presentarte al Dios de la Lucha.
— ¿Creo que tú lo eras majestad? .
— No, la armadura es el Dios de la Lucha, no el portador. Bien, hay un Dios Dragón que asesinar, dijo Badigadi.
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