—¿No te gusto? —preguntó Abel directamente. No sabía qué le había pasado, pero quería al menos asegurarse de que él y Dani ya estuvieran en la misma página con respecto a su relación.
—No… —murmuró Dani—. No es eso.
—¿Entonces sí te gusto? —él preguntó de nuevo.
—Sí, pero eso no significa que esté lista para… —Dani no terminó la frase mientras dudaba. No sabía qué decir.
—¿No quieres que nuestra relación se haga real? —Abel preguntó más. Había un ardiente anhelo dentro de él por descubrir lo que Dani verdaderamente sentía por él.
—Quiero —ella respondió genuinamente—. Pero…
—Entonces no veo razón para que dudes —concluyó Abel—. Así que sigamos adelante con las cosas y veamos a dónde nos llevan.
—Pero si lo hacemos real, eso significa que tenemos que consumar nuestro matrimonio —ella señaló tímidamente.