Después de días de viajar en el mar, Dani y Abel finalmente llegaron a Valcrez. Es cierto que ambos estaban tan ocupados con sus respectivas responsabilidades que apenas se veían el uno al otro.
—¿Cuántos días han pasado desde entonces? —Dani tenía un puchero en su rostro mientras miraba por la ventana, sus ojos estaban fijos sin mirar realmente a la paloma que la reina le había pedido que consiguiera.
—Parece que nuestra Reina ha estado enviando mensajes bastante importantes a Ebodia últimamente —comentó Zaila mientras se asomaba por la ventana abierta para mirar a la paloma que deambulaba libremente por el palacio.
Dani simplemente suspiró. Como ellas, su Reina también estaba ocupada con sus constantes desfiles y obras de caridad fuera del palacio. Se suponía que debía manejar su agenda, pero por alguna razón eligió a Niran para hacerlo en su lugar.