Al final, Abel no logró convencer a Dani para viajar en su forma de niebla a pesar de sus mejores intereses, así que simplementemente la siguió al embarcarse en el barco del Almirante Sixto. Tenía mucho trabajo esperándolo en casa, por lo que hubiera sido mejor para él viajar adelante, y sin embargo, aún así eligió no hacerlo.
Sentado actualmente en uno de los muchos bancos vacíos en cubierta, Abel suspiró profundamente mientras miraba al océano.