Dahlia miraba la luna llena desde la ventana de su balcón. No podía evitar pensar en aquellos recuerdos que tenía cuando solía alimentar a Nikolai con su sangre. Sin darse cuenta, tocó su cuello donde aún estaban presentes las marcas de los colmillos de Nikolai.
En cada luna llena, siempre se preparaba para él, pero eso ya no era así. Hace un rato, Dani le había dicho que Nikolai se alimentaría de su esposa, lo que realmente significaba que ya no la necesitaba. No es que importara…
En su rostro había una leve sonrisa mientras sus ojos se dirigían hacia la pulsera que llevaba. La acarició con amor mientras dejaba escapar un suspiro. Obtuvo el cierre que necesitaba cuando conoció a Nikolai, y ahora, no podía esperar para estar de nuevo con Zoran.
—Espero que te estés defendiendo bien y estés a salvo allí —susurró Dahlia.