"Nikolai paseaba nerviosamente de un lado a otro cerca de la salida del Palacio Amaranth, esperando que Eva saliera. Su rostro se nubló de ira y frustración, y tomaba respiraciones profundas tratando de calmarse.
Eva estaba poniendo a prueba su paciencia. Había dado órdenes estrictas de que nadie se atreviera a hipnotizar ni a obligar a su esposa, ¡y sin embargo, esta mujer tenía la audacia de desobedecer su mandato!
Por suerte Mineah era resistente a la hipnosis y la compulsión, pero ¿y si no lo fuera? Entonces Eva u otros la verían como una humana débil y un objetivo fácil para la manipulación y la forzarían siempre que quisieran. La mera posibilidad de esto lo enfurecía hasta el límite.
—¿Vas a castigar a la señora Eva, Su Majestad? Independientemente, ya la he cubierto con mi excremento. ¡Vacié mi estómago sobre ella! Además, tengo una idea, Su Majestad. ¿Puedo compartirla con usted? —preguntó Nik.
—Bien, habla… —respondió Nikolai.