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Después de hablar con ellos durante un rato, Lucian salió de la casa. Vio a Rina removiendo la sopa que hervía en la estufa de arcilla en el patio delantero mientras cortaba vegetales al lado.
Se acercó a ella.
—Dámela. Te ayudaré a cortar los vegetales.
—Puedo hacerlo —respondió ella educadamente—. Estará lista pronto y te la serviré.
Notó el cambio en su comportamiento—inusualmente cortés.
Ella puso el cuchillo a un lado y procedió a levantar la tapa de la olla de sopa, pero Lucian sostuvo su mano. —Está caliente —dijo él, agarrando la tela del lado y levantando la tapa por ella.
Ella revisó la sopa. —Está lista. ¿Quieres probar un poco?
—Comeré junto con todos ustedes.
Ella no insistió y continuó con su trabajo.
—¿Quieres hablar conmigo acerca de algo? —él preguntó.
—No estoy segura —respondió ella.
—Sé que escuchaste todo mientras estabas parada fuera de la habitación —él comentó.
Su mano, ocupada cortando los vegetales, se detuvo.