```
—¿Quién es este? —preguntó el Rey, observando al hombre de ropa oscura y pelo largo casi encanecido. A diferencia de otros criminales, su cuerpo estaba envuelto en cadenas, con las manos firmemente atadas a su cuerpo, como si se quisiera restringir cualquier movimiento.
—Es Eamón, su Majestad —respondió Arlan respetuosamente. —Es un confidente cercano de Luis, conocido solo por aquellos a quienes Luis confía profundamente. —Arlan se giró hacia el grupo de ministros que favorecían a Luis. —Ustedes deben reconocer a este hombre, ¿no? Si no lo hacen, deberían estar decepcionados al saber que Luis no los considera lo suficientemente confiables como para dejar que lo vean.
Los ministros reconocieron a Eamón pero permanecieron en silencio.
Arlan se burló. —Parece que todos lo reconocen. Después de todo, él es quien realizó todas las transacciones ilegales para Luis mientras borraba exitosamente cualquier rastro.
—No lo conocemos —afirmó uno de los ministros.