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Después del banquete, la parada abierta convocaba, un momento para que los recién casados adornaran la ciudad capital en una carroza abierta, recibiendo las felicitaciones de los ciudadanos de Karlin.
Arlan guió a Oriana fuera del gran salón, donde justo más allá del umbral, los esperaba una carroza bellamente adornada. Posicionados alrededor de ella estaban los caballeros reales y guardias montados en sus caballos, formando una escolta ceremonial.
Los leales caballeros de Arlan, Imbert y Rafal, tomaron sus posiciones más cerca de la carroza, sirviendo como guardianes protectores del Príncipe Heredero. Al frente de la parada se encontraba Sir Conor Loyset, el estimado comandante de los caballeros reales.