Arlan fue escoltado de vuelta a su cámara con Oriana y el Rey Drayce con él. Drayce acomodó a Arlan en la cama y escuchó a Oriana preguntar:
—Esta mala magia negra…
—Eres muy consciente de lo que soy —respondió Drayce, su voz teñida de comprensión—. Deberías saber que no me afectará.
Oriana solo pudo asentir antes de volver su atención hacia Arlan. Lo envolvió bajo capas de gruesas mantas y se dirigió hacia la chimenea para reponer los leños, determinada a mantener el calor en la habitación por el bien de Arlan.
—Siempre se siente tan frío cuando regresa —Drayce escuchó murmurar a Oriana mientras hacía todo lo posible por crear un ambiente reconfortante para Arlan.
Drayce, cuya preocupación se reflejaba en la de Oriana, se acercó a Arlan, su mano tocando gentilmente la frente de Arlan mientras cerraba los ojos. En un gesto silencioso, transmitió la esencia de su propio poder a Arlan, ayudando en su recuperación del debilitado estado.