"La mañana siguiente, finalmente se abrió la puerta de la habitación de Oriana, permitiendo a sus sirvientas respirar un suspiro colectivo de alivio. Ayudaron a Oriana a prepararse, notando su comportamiento inusualmente apagado. Desde que conocieron a Oriana, habían sido cautelosos con ella, pero hoy, su cautela se intensificó.
Oriana apenas habló y apenas reconoció nada de lo que hicieron. Les permitió llevar a cabo sus deberes sin interferencias, como si tuviera poco interés en los procedimientos. Su silenciosa actitud emanaba una aura fría y autoritaria, dejando claro que todos debían comportarse con el máximo cuidado en su presencia.
No mostró la usual preocupación por su apariencia y comportamiento que a menudo preocupa a las jóvenes damas de familias nobles. Su conducta parecía distante e inaccesible, desalentando cualquier inclinación a iniciar comunicación con ella.
Incluso la Reina del Reino parecía más relajada y accesible en comparación con esta Princesa Heredera.