La conferencia de cumbre había terminado, y los asistentes habían salido del gran salón. Algunos todavía estaban en medio de una conversación, mientras que otros comenzaban a dirigirse hacia sus respectivas carrozas. Arlan era uno de estos últimos.
Drayce se acercó a él. Aunque Arlan actuaba como siempre, sin permitir que nadie tuviese ni la menor idea de su lucha interna, lo que había sucedido esa misma mañana no era algo que un verdadero amigo ignoraría.
—¿Cómo estás? —preguntó Drayce mientras caminaban uno al lado del otro, seguidos por sus caballeros.
Arlan lo miró, levantando una ceja como si le preguntase qué tipo de pregunta era esa. Drayce pudo ver su actitud indiferente y le dijo:
—Entra primero en tu carroza.